Lo siento, pero no soy de esas que necesita a toda costa tener a un hombre (y menos un niñato) pegado a mi culo para sentirme importante, soy demasiado independiente y me sobro y me basto conmigo misma para ser feliz.
Paso a tu lado y noto como tus ojos se pierden en cada curva de mi cuerpo y como esa cabeza loca siente deseos de acorralarme en cualquier esquina y desgarrar con lujuria mi ropita de niña pija, pero lo siento, ahora soy yo la que pone las normas, la que marca la pautas que debemos seguir, la que decide cuándo, cómo y dónde será nuestro próximo encuentro, si es que lo hay... Ahora eres tú el que sufre cada vez que un chulito me mira y se te revuelven las entrañas cuando alguno de ellos decide acercarse a mi para alegrarme los oídos...
No quiero que me protejas, tengo derecho a caer y levantarme por mi misma... Quiero aprender de mis errores, no quiero protectores ni príncipes azules de brillante armadura que no me permitan pisar el suelo, quiero desgastar mis tacones bailando embriagada de felicidad por mi vida, por saber que ahora eres tú quien echa en falta mis manos, mis ojos, mis labios y mi risa, que eres tú quien cada noche cierra esos ojos del color de la "yerba" que yo me fumo, pensando en perderse entre mis piernas y reza porque nadie lo haga más que tú.
Te dije que llegaría el día en que cuando yo consiguiera echarte de más, serías tú quien me echases de menos y subestimaste mis palabras...
Te ha costado cara esa chulería que intentas a toda costa que te caracterice.