Fuiste mi amor de verano, mi Semana Santa bañada en lágrimas, mi aniversario frustrado y mis noches en vela pensando en todos y cada uno de mis fallos. Te convertiste en mi amor mensual, en mi premio de consolación después de una vida rota, en lo que pudo ser y tú te empeñaste en destruir.
Deja de pensar en desgarrar mis bragas con tu boca y sal de mi cabeza por tu propio pie o deja que tape tus ojos con mis manos y yo te guíe por un nuevo mundo de sensaciones.
QUIÉREME YA, día a día, o deja que otro ocupe tu lugar para siempre...